Nadie sabía realmente de donde venían, ni siquiera los escuchábamos o los veíamos aproximarse, al principio solo sabíamos que estaban allí porque los sentíamos, los percibíamos.
Nos quedábamos callados, conteniendo la respiración por unos minutos. Luego alguien hablaba, casi siempre era mi padre, haciendo parecer que no pasaba nada y que era normal que ellos estuvieran allí, que podíamos seguir la vida normal con ellos cerca y mirar sus ojos brillantes y sus cabelleras resplandecer.
Eran un inmenso contraste de mugre brillante, atractiva y desagradable a la vez.
Esa noche avanzaron por el patio, entraron con sus patas pesadas, y sus dientes afilados, con pasos firmes y sigilosos como espías con derechos.
Esa noche cambiaron de plano, se hicieron reales, por primera vez sabíamos que estaban allí por algo mas que la percepción y podíamos mirarlos a los ojos, pero no había tiempo para detallarlos mas. Debíamos poner todo en resguardo y cobijarnos nosotros mismos.
Hacia tiempo que nos preparábamos para eso y teníamos todo un sistema, pero esa noche me pregunte por que no nos habíamos desecho de todas nuestras pertenencias atractivas para ellos. Me gustaban, claro, igual que a mi madre, pero esa noche perdieron sentido material, hubiera preferido que no tuviéramos nada que esconder.
En pocos minutos revisamos todos los escondites y aparentamos seguir en la mesa de juegos como si nada hubiera pasado. Pero pasaba, estaba pasando, sabíamos que se estaban acercando.
Eran fantasmas apenas perceptibles que deambulaban por nuestro miedo, igual que por nuestra casa.
Umma se paraba en la ventana y miraba de reojo simulando que no miraba y mientras seguíamos el tablero de damas chinas ella nos dictaba sus pasos y ensayábamos verbalmente nuestros futuros movimientos.
Como si fuera uno de esos programas que nos preparan para sobrevivir en caso de terremotos. Como si en realidad no estuvieran allí sino únicamente en nuestra imaginación y aun fueran solo parte de nuestra percepción.
Esa noche entraron a la villa de al lado, fueron notorios y escandalosos, sentimos el miedo de nuestros vecinos, pero nos escapamos, esa noche no nos toco a nosotros.
¿Por cuantos días más? No podíamos saberlo.
Los soldados están aquí, el país es de ellos.
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