Se habla mucho de empatía hoy en día, y las modas siempre tienen más de una cara. Realmente estamos saliendo de una generación que creció motivada por el individualismo excesivo y surge la necesidad de empatía para equilibrar los efectos de dicho exceso. Pero al hacerse moda también se pierde mucha información valiosa ocasionando confusión.
Pareciera que para algunas personas ser empático significa considerar al otro y dejar de considerarse a uno mismo. Nada más lejos de lo que es empatía. La empatía es una facultad que nos permite reproducir en nosotros la experiencia de un otro tal como la observamos o percibimos.
Para sentir empatía tenemos primero que ser capaces de dar lugar a nuestra propia experiencia, hacer registro de lo que a nosotros nos pasa con aquello que le pasa al otro. No hay empatía si no te consideras primero a ti mismo/a. Solo así puedes considerar la experiencia del otro y desde ese lugar responder empáticamente.
LA EMPATIA NO ES AUSENCIA DE LÍMITES. Aunque parezca irónico, la individualidad debe ser preservada para que podamos estar disponibles para un otro. De otra manera sería como dejar abierta sin ningún tipo de seguridad la bóveda de un banco exponiéndola al saqueo ¡Al cabo de un tiempo no quedará nada dentro de la bóveda para nadie!
Ser empático significa respeto, y respeto significa empatía. Respeto por la experiencia del otro y la propia. Respeto por las diferencias e individualidades. Respeto por las necesidades mutuas.
De otra manera no es más que otra circunstancia de dominio y sumisión.
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