Inés tenía 7 años, cuando escribió el primer mensaje de amor a su madre.
A los 17 seguía escribiendo y dibujando su amor en pedacitos,
y no porque fuera un amor
dividido, al contrario, eran cientos y miles de pedacitos de un inmenso amor que ella podía pasar todo el día entregando.
Inés también le hacía dibujitos que inspiraban los poemas de su madre, sentada a la luz de la veladora de vitral de Tiffany, a veces , mientras Inés estaba en la escuela , también escribía cerca de la ventana , su mundo era la poesía e Inés la comprendía.
Ahora la hija de Inés, también es una pequeña artista que le hace dibujos o, cuando le parecen muy difíciles, le arma un collage con cosas que le gustaría regalarle a su madre.
Tres generaciones de amor expresadas en arte, en palabras que no se dijeron y en otras que sí, porque a veces les costaba comunicarse abiertamente y por eso se hacían dibujos o poemas de la vida.
El viento me los trajo hoy, mientras barría la vereda, para dar testimonio de ese amor.
Comentarios